Soy tu dueña, inicia tambaleandose

La nota del estreno de “Soy tu dueña” no es “Soy tu dueña” sino que se trata del refrito de “La dueña”, la telenovela que encumbró a Angélica Rivera en 1995.

¿Y? Que Angélica Rivera es la novia de Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México, uno de los nombres que más suenan para llegar a la Presidencia en 2012.


Por si esto no fuera buen chisme, la actriz que ahora está interpretando el personaje que en su momento hiciera “La Gaviota” es nada más y nada menos que Lucero, la nueva imagen del gobierno de Peña Nieto.

Esto es relevante porque, como usted recordará, el papel de representante del gobierno del Estado de México lo tenía antes la señora Rivera, lo cual se presta para cualquier cantidad de especulaciones.

¿Será Lucero la nueva “Gaviota”? ¿Quién lo hace mejor: Lucero o Angélica? ¿Es casualidad que ambas estrellas tengan algo que ver con Peña Nieto? ¿Existe algún tipo de rivalidad entre ellas?

Fuera de esto, me temo que “Soy tu dueña” es una telenovela completamente intrascendente. ¿O qué, acaso usted no sabe de qué se trata? ¿Sufre porque no se imagina en qué va terminar?

Es el refrito del refrito de “Doménica Montero” (1978) que a su vez era el refrito de una radionovela de Inés Rodena. O sea, la cúspide de la “originalidad”.

Esto no se debería llamar “Soy tu dueña”. Se debería llamar “Soy tu burla” porque es una burla que a estas alturas del siglo XXI se nos pretenda entretener con algo que se escribió hace tanto tiempo, que se ha visto tantas veces y que no tiene nada de especial como para que digamos:

“Televisa nos está regalando un clásico” o “siento que es la mejor versión que jamás se ha hecho de esta historia”.

Como libro, “Doménica Montero” siempre ha sido un atentado contra la dignidad humana.

Es la historia de una chica rica tan, pero tan, estúpida que jamás se da cuenta de que su galán le pone el cuerno con su prima, que vive en su misma casa.

Y después de que el tipo la hace como quiere, se convierte en una criatura ruda y despiadada que no sólo vuelve a cometer los mismos errores, duda.

Definitivamente una chava así merece que le vaya mal en la vida. ¿Éste es el modelo de heroína que la televisión nacional le quiere inculcar a las mujeres de México?

No, pues con razón las matan. Telenovelas como “Soy tu dueña” las educan para eso y, peor tantito, defendiéndose con el argumento de que su protagonista tiene “carácter”.

Si esto es delicado, imagíneselo protagonizado por actrices con una edad promedio de 40 años. Ya no estamos ante “La dueña”. Estamos ante “La malcogida”.

¿A usted no se le hace ridículo que una señora premenopáusica viva esta clase conflictos? Si esto le pasa a las cuarentonas, ¿qué podemos esperar de las quinceañeras? ¡Qué!

Pobres mujeres mexicanas, nacieron para sufrir. Y no lo digo yo, lo dice lo último de lo último que nos está proponiendo Televisa.

A ver si esta reflexión sobre el sufrimiento femenino la incluye el gobierno en sus próximos “spots”, ésos tan bonitos que demuestran lo mucho que ha avanzado la sociedad mexicana en los últimos 200 años. Digo, ya para que sea el colmo del cinismo.

Mire, “Soy tu dueña” es una equivocación igual o peor que “Corazón salvaje” sólo que con un punto a su favor: está ligeramente mejor hecha que “Corazón salvaje”.

Observe el manejo de foro y locaciones, la fotografía, la música, la iluminación y el vestuario. Con todo y el acartonamiento de rigor, este proyecto de Nicandro Díaz (“Destilando amor”) se ve “bien”.

¿Y qué me dice de la adaptación? Los involucrados hicieron milagros con el texto para darle dimensión a los personajes, ritmo a las situaciones y, sobre todo, para no acabarse la historia en cinco capítulos.

Nada que ver entre “Soy tu dueña” y “La dueña”. Esto va más hacia el original de radio. Tiene “su mérito”.

En términos de reparto, predominan las estrellas. Lucero (Valentina) es una gran figura y está sacando adelante su personaje con el mayor de los entusiasmos.

David Zepeda (Alonso) ha crecido mucho desde “Sortilegio” y Ana Martin (Benita), con su personaje, nos confirma que es la dama de la versatilidad.

Es todo un privilegio poder ver a cuadro a una leyenda del espectáculo como Silvia Pinal (Isabel). ¿Y qué opina de Marisol del Olmo (Gabriela)? Es encantadora. Punto.

El único problema en este sentido es Gabriela Spanic (Ivana). Está totalmente fuera de tono y ritmo, y su actuación es tan falsa que no permite que el público se concentre en lo que está diciendo.

Para no hacerle el cuento largo, Gabriela distrae, estorba, se ve fea, ridícula y provoca que uno piense que la protagonista es doblemente estúpida nada más por dirigirle la palabra.

¿Qué va a pasar aquí? De usted depende. Yo me voy a ir más por la lectura política. Se me hace menos patético que fingir que me voy a emocionar con esto. ¿O qué otra opción hay?

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Fuente: Milenio